“Que no vuelva más, porque acá la única que le lee el futuro al general soy yo.” La orden de Eva Duarte de Perón se cumplió a rajatabla y el vidente o medium o místico -califiquen según les parezca- Eric Naysmith Courtenay Luck fue alejado del entorno del presidente Juan Domingo Perón. Recuerden el nombre de Luck porque vamos a volver a él y a otros como él. A Eva no le gustaba que su marido se juntase a conversar con mediums.
En los años ‘50, el ambiente del espiritismo era muy distinto al de hoy. Va un caso: Ramón Carrillo, el ministro de Salud del peronismo y pionero en acercar la salud pública a las clases populares, apuntaba al desarrollo de la psicología, la psiquiatría y el espiritismo como un todo. Incluso escritores y poetas de renombre, como José Ingenieros o Miguel Cané, entre otros, frecuentaban el mundo de los espiritistas, que en Europa y en los Estados Unidos era más aceptado que en la Argentina.
El tema es eje del libro Entre médicos y mediums (Biblos), del psicólogo Alejandro Parra, presidente del Instituto de Psicología Paranormal. Su relevamiento sobre el espiritismo en la Argentina va desde 1880 hasta 1959.
“Hacia 1890 se censaron 10.000 espiritistas en todo el país”, dice. “La Confederación Espiritista Argentina -destaca a modo de ejemplo- ya tenía en 1927 una antena de transmisión en un edificio de la calle Tucumán.” Recuerda hechos violentos. Acusaciones. Políticos que se metieron en el tema, algunos abiertamente y otros a escondidas. “En la primera parte del siglo pasado había una fiebre por el espiritismo”, agrega. Y como siempre ocurre en estos casos, estaban quienes se tomaban la práctica espiritista en serio y los que lucraban con trucos y engaños.
Hacia 1890 se censaron 10.000 espiritistas en todo el país.

El yuyero de Eva
“Los vínculos de Perón con el espiritismo son ambiguos”, aclara Parra. “Perón simpatizaba con prácticas orientales, como el yoga. Decía que la práctica del yoga era útil para los jóvenes. Inclusive meditaba.” Pero tanto él como Eva abrían sus puertas al espiritismo, un tópico sobre el que ambos eran, al decir de Parra, “ambivalentes”, y menciona sus simpatías hacia algunos curanderos o yuyeros.
En el caso de Eva, uno de ellos era Augusto Frin, de Villa Domínico. “Frin le llevaba yerbas a Eva cuando estaba muy avanzada su enfermedad. Era su curandero de cabecera”, acota Parra, autor también del libro Mediums: introducción a la diversidad de la experiencia espiritual.
Había tres mujeres que decían trabajar para Eva: Irma Maggi, Rosita de la Torre y la Hermanita Irma de la Caridad (Irma Inglese de Maresco, su nombre). Esta última se jactaba de haber vaticinado su ingreso a la política mucho tiempo antes, cuando escuchó su voz en la radio. “Irma de la Caridad incluso llegó a decir que la misma Eva la convocó para hacerle consultas”, dice Parra.

Mister Luck era "el" adivino de la Ciudad de Buenos Aires. Cobraba la consulta al equivalente al sueldo mensual..
La pelea con la Iglesia
Alrededor de Perón también había mediums. Uno de ellos, el Hermano Lalo, en realidad Hilario Fernández, director de la Escuela Científica Basilio y líder carismático de la llamada “era dorada del espiritismo argentino”.
Perón se jugó por él en 1950, cuando hubo un conflicto con la Iglesia Católica. Y hasta permitió que el Hermano Lalo organizara un encuentro multitudinario de fieles en el Luna Park. “Esa vez hubo más de 35 mil personas. Por supuesto, muchos quedaron afuera. Una gran cantidad de católicos fue a las puertas del Luna Park con pancartas a oponerse a esa reunión”, explica Parra. Pero hay más: “Perón fue quien le dio personería jurídica a la Escuela Basilio. Ahí se reafirmaron las distancias entre el peronismo y el catolicismo”.
De hecho, la Iglesia Católica avaló un proyecto de ley con el que se apuntaba a prohibir las prácticas espiritistas. Su autor era el diputado y sacerdote católico Virgilio Filippo, ferviente peronista.
“Entre los peligros que actualmente acechan a nuestros fieles, con riesgos para su vida cristiana y hasta para su misma fe, hay uno doblemente grave e insidioso: es lo que comúnmente todos llaman ‘espiritismo’. Por eso hemos señalado al espiritismo como peligro doblemente grave e insidioso, ya que entraña dos intentos vanos y perniciosos: el primero es el de evocar los muertos y los espíritus, buscando una intercomunicación con ellos, provocada sistemática y arbitrariamente en reuniones destinadas a ese fin”, se lee en un comunicado firmado por el Secretariado General de Defensa Católica, dependiente del Episcopado.
Otro de los mediums allegados a Perón era el ítalo-brasileño Menotti Carnicelli, o Hermano Anael, quien fue recibido en la Casa Rosada. Anael le decía que tenía que prepararse para ser un líder americano. “No es ningún charlatán”, aseguraba Perón. El Presidente lo hizo alojar con honores de jefe de Estado en el hotel Nogaró.

Luck: “el” adivino
También estaba el ya mencionado Moster Luck, amigo de Carrillo y denostado por Eva. Personaje singular. Combatiente de la Primera Guerra Mundial y conocido como “psíquico peronista”.
“Era muy conocido en distintos ambientes sociales por sus facultades psíquicas”, dice Parra. “El primer indicio lo tuvo en el frente de batalla. Desconociendo el punto exacto en el que estaba el enemigo, algo le hizo saber hacia dónde debían disparar sus compañeros. Y tras señalarlo, dieron en el blanco. Cuando su familia vino a la Argentina, vivió primero en Zárate, luego en Temperley -donde comenzó a ejercer como espiritista- y, ya reconocido en el ambiente, se mudó a Palermo. Era el adivino de la Ciudad de Buenos Aires. Cobraba la consulta al equivalente de lo que ganaba un obrero en un mes de trabajo”, señala Parra.
Mister Luck se jactaba de sus profecías cumplidas. “Cuando conoció a Carrillo, de quien se volvería amigo, se sumó al gobierno peronista a cargo de un Gabinete de Parapsicología que formaba parte del creado Instituto de Psicopatología Aplicada (IPA). Luego llegó a Perón, con quien hizo una buena relación. Hasta que Eva lo mandó a echar. Fallecida en 1952, Luck volvió a inmiscuirse en el peronismo, pero tras el golpe de Estado del ‘55 fue otro de los que cayó en desgracia por ser peronista. De sus investigaciones y documentos nunca se supo: desaparecieron como desaparecieron tantas cosas relacionadas al peronismo”, agrega.
“Desconozco por qué, pero no se ha investigado lo suficiente el vínculo entre las religiones y la política”, lamenta Parra. “Las cosas cambiaron un montón. De hecho, hoy la Iglesia Católica no se muestra animosa contra lo que se conoce como espiritismo. Porque las que abundan son las devociones populares, muy cercanas a los sentimientos religiosos”, dice.
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