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      Huawei le planta competencia a Nvidia en el terreno de la inteligencia artificial

      La empresa originaria del sur de China acaba de construir una planta especial para producir “chips” avanzados con el objetivo explícito de disputar a la firma estadounidense el primer lugar.

      Huawei le planta competencia a Nvidia en el terreno de la inteligencia artificialEl CEO de Nvidia, Jensen Huang, durante una presentación en Taipei, Taiwan, a mediados de mayo. REUTERS

      Nvidia, el mayor y más avanzado de los productores de semiconductores o “chips” del mundo, tuvo ingresos que aumentaron más de 70% en los primeros 4 meses del año, y alcanzaron a U$S 44.100 millones, a pesar de las nuevas restricciones impuestas por EE.UU. a sus ventas en China.

      En este momento, Nvidia constituye el núcleo de la infraestructura de producción de la Inteligencia artificial (IA) en el sistema global, que es la tecnología fundamental de la 4° Revolución industrial, sinónimo del proceso de digitalización completa de la manufactura y los servicios y, como tal, la fase actual de la acumulación capitalista en el siglo XXI.

      Para Nvidia es absolutamente central competir en el mundo, más allá de EE.UU., y ante todo en China porque sus clientes son las empresas y actividades que desarrollan la IA. Y el mayor mercado del mundo para los semiconductores es la República Popular, que importa todos los años más de U$S 400.000 millones en “chips”.

      Jensen Huang, CEO y principal propietario de Nvidia, sostiene que las restricciones estadounidenses a la venta de sus productos en China sólo fortalecen a sus competidores en la República Popular, lo que constituye una suerte de irónica y muy efectiva “política industrial” que favorece notablemente la estrategia de “autosuficiencia tecnológica” del presidente Xi Jinping; y que esto sucede en esta etapa crucial del despliegue de la IA, que recién comienza a manifestar toda su inmensa potencialidad.

      Más de 70% de las compañías industriales norteamericanas ya se han volcado al uso intensivo de la IA, y serían más de 90% en 5 años. Esto significa que cada una de ellas necesita disponer de la infraestructura básica de los productos que provee Nvidia.

      Hay que agregar que este proceso de vuelco a la IA ha comenzado a extenderse al mundo entero, en todos los sectores, actividades, y empresas sin excepción.

      Esto es lo que ha provocado que Nvidia alcanzara en Wall Street en menos de 3 años una valuación de U$S 3,3 billones y dejara atrás a las tres grandes plataformas de la revolución IA en EE.UU. y en el mundo, que son Amazon, Microsoft, y Google. Y que se apreste ahora a duplicar esa valuación en un plazo de 5/10 años, al ritmo del despliegue de la IA en el sistema global.

      Las tres principales plataformas high tech de China - Alibaba, Tencent y Baidu -, además de Huawei, que es una categoría aparte, aprovechan las restricciones impuestas por EE.UU. a Nvidia para desarrollar sus propios semiconductores o “chips” H20, que fueron creados por la empresa norteamericana específicamente para el mercado chino.

      Huawei es como siempre la clave y el eje de esta nueva onda de innovación en la República Popular. Todo está vinculado a la formidable compañía high tech situada en Shenzhen, Provincia de Guangdong.

      La empresa de Shenzhen acaba de construir una planta especial para producir “chips” avanzados con el objetivo explícito de disputar el 1° lugar a Nvidia en el mundo entero.

      Para eso Huawei está desarrollando una novedad absoluta que es transformar cada parte de la inmensa cadena de producción IA, desde las iniciales a las de vanguardia, como los nanómetros de categoría 7 exigidos por los smartphones (Nvidia ya está en la categoría 3). Huawei aspira a lograr este esfuerzo extraordinario en todos los rubros de la cadena IA en un plazo de 3 a 5 años y competir con toda la plana mayor del universo IA al mismo tiempo.

      Se trata, en suma, de una compañía verdaderamente titánica en el sentido más estricto y dionisíaco del término. Lo que está haciendo Huawei es convertir a la magia en ciencia, diría Ernst Jünger.

      Washington sancionó a Huawei en 2019 y le recortó en forma drástica y personalizada el a todas las tecnologías críticas originadas en EE.UU.

      El objetivo del gobierno norteamericano era inequívoco: destruir a Huawei en el núcleo de su capacidad competitiva, porque consideraba – y con razón – que la compañía de Shenzhen era la amenaza más grave en alta tecnología para la “seguridad nacional” estadounidense; y como revelarían los acontecimientos posteriores la percepción estratégica de EE.UU estaba bien fundada.

      El hecho es que Washington no logró destruir a Huawei entonces; y el resultado fue la vigencia plena del apotegma de Ernest Hemingway: “La vida hiere a todos, pero a los que no los mata, los fortalece”.

      En breve síntesis, para esta empresa histórica de competencia global con EE.UU, Huawei y China han producido un ecosistema de semiconductores con su propia tecnología y financiamiento, asistidos por sus múltiples y calificados equipos técnicos de nivel internacional, formados todos ellos en la matriz de Shenzhen.

      Se puede afirmar por último, que la puja entre Huawei y Nvidia – y entre China y EE.UU. – beneficia al mundo entero por la plétora incesante de innovaciones que implica esta extraordinaria competencia.

      Bendita sea la puja constante por la hegemonía tecnológica que despliegan encarnizadamente EE.UU. y la República Popular.


      Sobre la firma

      Jorge Castro

      Analista internacional. Columnista del suplemento Económico de Clarín.

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