Las oficinas de Viñoly para Corporación América

La historia de VILO comenzó a fines de 2019, cuando Eduardo Eurnekian encomendó a Rafael Viñoly el diseño de un edificio emblemático que pudiera albergar la sede de Corporación América.

En ese momento, aún no se había definido qué empresas del ecosistema ocuparían el inmueble ni el programa arquitectónico específico, lo que dio lugar a una premisa fundamental: concebir un edificio altamente flexible y adaptable.

“El diseño de la Torre VILO se basó en la creación de una arquitectura de transparencia y racionalidad. El edificio expone con claridad su sistema estructural híbrido, haciendo de la lógica constructiva una parte integral de su expresión arquitectónica”, sintetiza Román Viñoly, partner en Rafael Viñoly Architects (RVA).

Desde los primeros bocetos, Rafael Viñoly propuso un concepto claro y coherente que quedó plasmado en la obra terminada. En medio del proceso, en marzo de 2023, Viñoly falleció de manera inesperada, poco después de haber visitado la obra.

El edificio, ubicado en una esquina retirada y con perímetro libre, presenta un alto porcentaje de superficie vidriada en sus cuatro fachadas. El núcleo de circulación se orientó hacia las vías del ferrocarril (oeste), funcionando como barrera acústica y privilegiando las visuales hacia el río.

“El logro es evidente, el edificio es un alarde tecnológico a partir de una fachada cuya envolvente curva en las esquinas enfatiza su imagen esbelta y simple a la vista, dado que el sistema de soporte está resuelto en su interior”, acota Carlos Sallaberry, responsable, junto con Sebastián Goldberg, de la oficina de RVA en Buenos Aires, activa durante la obra.

El terreno, ubicado estratégicamente en el 1400 de la avenida Del Libertador, en Vicente López, presentaba ciertas restricciones. La superficie edificable se agotaba antes de alcanzar la altura máxima permitida: “Se generaba un desafío de cómo mejorar el uso de los metros cuadrados disponibles sin desperdiciar altura”, destaca Goldberg, actual Managing Director del estudio RVA para Latinoamérica, con base en Montevideo.

Como respuesta, Viñoly propuso maximizar el volumen construible proponiendo un sistema innovador de plantas dobles con entrepisos suspendidos. Esta solución permitió disponer de ocho bloques de planta completa más un entrepiso, optimizando los metros cuadrados útiles y generando una espacialidad singularmente atractiva.

Este sistema posibilita configuraciones flexibles, sin columnas interiores, lo que permite adaptar los espacios a diversos esquemas de ocupación, desde un solo corporativo hasta múltiples inquilinos.

Como resultado “se llegó a una planta funcional, que cubría las necesidades de uso, con la flexibilidad que el cliente requería”, explica Sallaberry.

Escaleras entrelazadas cuyo diseño atractivo queda expuesto en la fachada hacia las vías, fomentan la conectividad interna sin depender exclusivamente de los ascensores.

Además, cumplen con las normativas locales e internacionales de evacuación (FNPA). Los tramos de escalera se conformaron a partir de piezas premoldeadas de hormigón apoyadas sobre una estructura metálica.

“Las plantas ultra eficientes y flexibles son capaces de adaptarse a la constante transformación de una empresa que opera en múltiples y cambiantes rubros - suma Román Viñoly-. Para ello, se implementaron soluciones como las escaleras de incendio en configuración tipo ‘tijera’, que permiten liberar el centro de las plantas y, al mismo tiempo generan una presencia escultórica en lo que, en otros edificios, sería simplemente una fachada ciega.”

Las oficinas de gerentes y directores se ubican a los lados del núcleo, en lo que los proyectistas llaman “mochila”. Esta zona está sostenida por tensores metálicos que permiten el voladizo, liberando así las esquinas de la planta baja de columnas.

Desde el punto de vista urbano, la proximidad del predio a las vías del ferrocarril Mitre y al río obligó a desarrollar soluciones de submuración complejas y una estrategia cuidadosa para la construcción de los subsuelos, minimizando el impacto sobre la infraestructura existente y el entorno inmediato.

La estructura fue concebida con un enfoque honesto y expresivo, alineado con los principios del estudio. Los pisos pares están claramente definidos en la fachada por vigas perimetrales de hormigón visto, mientras que los entrepisos suspendidos, más livianos, utilizan tensores metálicos expuestos, generando un lenguaje estructural legible.

Se adoptó un sistema constructivo mixto, con elementos verticales (columnas y tabiques) de hormigón armado in situ, y elementos horizontales (vigas y losas) metálicos.

El núcleo principal se ejecutó mediante tabiques trepantes de hormigón y losas steel deck, permitiendo una ejecución ágil y precisa, especialmente necesaria para cumplir con un cronograma de obra muy ajustado.

La envolvente del edificio es uno de sus elementos más destacados. Desarrollada en conjunto con el equipo del estudio RVA en Nueva York, la fachada utiliza es de vidrio de gran formato (6,60 m de alto por 2,20 m de ancho), con esquinas curvas que acentúan la esbeltez del volumen.

El sistema se apoya sobre costillas de vidrio laminado low-iron, sin estructura metálica visible, maximizando la entrada de luz natural y ofreciendo una conexión visual fluida con el entorno.

La fachada fue diseñada con tolerancias mínimas, de +/-2 mm, un reto técnico y constructivo de alta complejidad, resuelto gracias a la precisión del sistema metálico portante, que permite el montaje exacto del muro cortina. Esta fachada de alto rendimiento incorpora control solar, vidrios de baja emisividad y alta transparencia.

“El proyecto exigió un altísimo grado de precisión en la instalación de la fachada de vidrio, lo cual implicó una coordinación estricta entre diseño, estructura y ejecución. La estructura híbrida permitió alcanzar las tolerancias necesarias para que la envolvente pudiera montarse sin desviaciones y con máxima eficiencia”, apunta Román.

El principal se resolvió de manera que pudiera alojar un uso público, como un restaurante, que visible y sumamente atractivo desde la calle. Para ello se eliminó la mayor parte de la losa de planta baja, generando un espacio de triple altura.

Este volumen, concebido como una especie de invernadero urbano -con árboles de gran escala, visibles desde la vereda e integrados visualmente al espacio público- se conecta mediante una escalera caracol de gran escala en voladizo al entrepiso vinculado al lobby del edificio, además de otro independiente para ese uso.

El edificio busca activamente la eficiencia ambiental y ha alcanzado la certificación LEED Gold. Se incorporaron estrategias como recuperación de energía, sistemas de climatización zonificados, ventilación natural asistida, uso racional del agua y generación de energía en cubierta.

Con palpable respeto y iración, Goldberg sintetiza el legado de su mentor: “Rafael siempre nos inculcó e insistió en que los proyectos tengan la capacidad de evolucionar sin entrar en crisis. Me cuesta encontrar un caso en los que eso no se cumpla.”

Ficha técnica

Proyecto. Rafael Viñoly Architects (Oficina en Buenos Aires arquitectos Sebastián Goldberg y Carlos Sallaberry) Colaboradora. Arq. Josefina Duncan Coordinador. Marcelo Minolitti Asesores. Estructura Ing Curutchet + Del Villar; Instalaciones, GNBA Gerenciamiento. Amarilla, Ing Ezequiel Miedviesky; Jefe de obra Amarilla, Ing Jorge Salleras.