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      Sólo la tecnología puede revertir el cambio climático

      • El calentamiento de la atmósfera es el resultado de una emisión desmedida de dióxido de carbono.
      • La respuesta más efectiva al desafío del cambio climático ha aparecido recién ahora, en los últimos 15 años, en la etapa de la 4ta Revolución Industrial.

      Sólo la tecnología puede revertir el cambio climáticoInundaciones en San Antonio de Areco. REUTERS/Agustin Marcarian

      El segundo mes de abril más cálido de la historia tuvo lugar el año pasado, con una temperatura de 1.51º C por encima del promedio entre 1850 y 1900, en la etapa pre-industrial (Copérnico).

      El calentamiento de la atmósfera es el resultado de una emisión desmedida de dióxido de carbono (CO2); y está directamente vinculado a la aparición en gran escala de la 2da Revolución Industrial guiada por la industria automotriz y la producción química, e indica un retraso evidente de la acción de los Estados frente al gran desafío de la época.

      La ineficiencia estatal se manifiesta en el hecho de que el proceso de calentamiento de la atmósfera se está acelerando a un ritmo creciente.

      Por eso proliferan los eventos climáticos extremos de sequías, diluvios, e incendios; y todos ellos tienden a adquirir un carácter catastrófico a pesar de que se convierten en una nueva “normalidad”.

      Este fenómeno se extiende al mundo entero, desde los Alpes a los estados del Medio-Oeste norteamericano, al tiempo que abarca los amplios desiertos del Norte australiano, así como las zonas centrales de América del Sur, y está presente tanto en el Este de Europa como en Rusia, Kazakhstan y Noruega.

      Al mismo tiempo el fenómeno de la Niña, que tiende a aumentar el régimen de las lluvias y a disminuir la temperatura del planeta, ha experimentado este año un periodo extremadamente breve, y se ha agotado en pocos meses, con consecuencias ominosas para la producción agroalimentaria global, y ante todo la de Sudamérica.

      En estas condiciones, la aceleración del calentamiento de la atmósfera provocaría un auge de la temperatura global de 3º C por encima de los niveles pre-industriales hacia fin de siglo, con consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la convivencia humana.

      Se trata de un pronóstico fácil de realizar por lo estrictamente negativo, pero que deja de lado el surgimiento en gran escala de una acción eficaz de los Estados.

      Un punto a subrayar es que esa acción estatal consiste esencialmente en acelerar el cambio tecnológico y la 4ta Revolución Industrial de modo de lograr una producción básicamente digitalizada que utilice cada vez menos energía y materias primas, acentuando el aspecto “inteligencia” sobre el uso del capital; y de esa manera emita cada vez menos dióxido de carbono (CO2) revirtiendo la tendencia al alza del cambio climático.

      La 4ta Revolución Industrial está siendo acelerada vertiginosamente por el uso intensivo de la Inteligencia artificial; y que tiene – esto es crucial para la producción agroalimentaria – una dimensión estrictamente biológica, porque a diferencia de las 3 anteriores no procura “explotar” la naturaleza (esto es, destruirla), sino que incorpora su producción a la “lógica de la vida”, que es circular, perenne, y siempre reproductiva.

      La respuesta más efectiva al desafío del cambio climático ha aparecido recién ahora, en los últimos 15 años, en la etapa de la 4ta Revolución Industrial, lo que comprueba una vez más la premisa de que “…el hombre sólo se plantea problemas que puede resolver”.

      Mientras tanto la producción agroalimentaria parece haber asumido por su propia iniciativa la “lógica de la vida”, que demuestra que la realidad siempre se impone; y así, por ejemplo, la demanda de leche natural ha crecido en el último año 3 veces por encima de la industrialmente elaborada; y el consumo de carne vacuna ha sobrepasado de forma aplastante la ingesta de las “carnes” vegetales creadas por los laboratorios. La apuesta a la vida parece ser una vez más la carta ganadora.

      Mientras tanto los Glaciares eternos del Himalaya se disuelven con una celeridad nunca antes alcanzada, empujados por el letal calentamiento de la atmósfera.

      El cálculo que realiza el “Servicio de Monitoreo Global de los Glaciares” es que más de 1.000 de estas unidades tienden a desaparecer por año; y uno de ellos – el más antiguo de todos – es el Yala del Himalaya, que se extinguiría en su totalidad en 2040, o quizás antes.

      En suma, hay una inmensa puja entre la supervivencia de los glaciares y la celeridad del cambio tecnológico; y hay que apostar siempre al futuro, la vida, y la inteligencia humana que representa la tecnología.


      Sobre la firma

      Jorge Castro

      Analista internacional. Columnista del suplemento Económico de Clarín.

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