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      Alberto Olmedo: el capocómico melancólico

      Alberto Olmedo: el capocómico melancólicoOLMEDO

      Este 5 de marzo se cumplen tres décadas de aquel verano negro en Mar del Plata, que conmocionó al país. Un repaso por la vida de uno de los artistas más populares, que murió a los 54 años.

      La noche del 4 de marzo de 1988 estaba encapotada y el cielo amenazante hacía presagiar un sábado sin playa en Mar del Plata. Sin embargo, en el restaurante Hamburgo, sobre la avenida Colón, el clima era luminoso y distendido, sobre todo después de la función a sala llena de Eramos tan pobres. Había una mesa preparada para diez, presidida por Alberto Olmedo, con Divina Gloria, Javier Olmedo, Beleme (un secretario), Juan Carlos Casas (un amigo), César Bertrand y su hijo René, entre otros comensales.

      Todos habían quedado "pipones" después del sabroso cochinillo que el propio Olmedo había encargado especialmente. El panqueque de manzana fue el toque dulzón para coronar lo que pintaba una noche inolvidable para René, por entonces un pibito privilegiado de 16 años -hoy actor y director teatral-, deslumbrado por esa vivencia a la que estaba habilitado por ser el hijo de Bertrand (fallecido en enero de 2008).

      Tres décadas sin uno de los cómicos más influyentes del país.Tres décadas sin uno de los cómicos más influyentes del país.

      "Todos estábamos contentos y me acuerdo que se acercó un mozo y le dijo a Alberto que tenía un llamado. Era Nancy Herrera, su mujer. Habló con ella, volvió a la mesa y se despidió con una sonrisa. Tengo la imagen nítida en la que mi viejo le levantó el pulgar y le tiró un 'Cuidate, que mañana tenemos dos funciones'. El Negro miró la hora y le respondió: "Tranquilo, recién son las doce y media".


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      René describe la postal de aquella velada... que parece ayer nomás. "Yo estaba del lado de la ventana y lo vi a Alberto caminar hasta su Mercedes blanco, que se fue alejando por la avenida Colón". De 46 años, director de Clavado en París, René Bertrand tiene un recuerdo más alborotado de la mañana del sábado 5. "Con mi viejo estábamos en una casita en el barrio Luro. Alrededor de las siete de la mañana nos golpearon la puerta y a los gritos un vecino nos gritó que se había muerto Olmedo. Mientras yo le contestaba que no, que estaba equivocado, miraba a mi viejo desconsolado. Al ratito, por radio, el periodista Néstor Ibarra confirmaba la triste noticia".

      Alberto Olmedo había perdido la vida en su momento de mayor popularidad. Todo lo que hacía era exitoso y en el país se vivía la Olmedomanía gracias a esas creaciones de seres sin suerte: chantas, vivillos, charlatanes, buscas y pusilánimes. Todos habitantes del llamado lado "B" de la vida. “Muchos son amigos míos de Rosario, que de alguna manera me acompañan", explicaba el hacedor de frases que todavía hoy resuenan: Me trajiste a la nena; Y, si no me tienen fe; Adianchi, adianchi; Eramos tan pobres...

      El Manosanta, una de las criaturas que más adeptos tuvo.El Manosanta, una de las criaturas que más adeptos tuvo.

      ​​"Se murió en la cumbre y tomando champagne, no internado y babeando", testimonió alguna vez su última pareja Nancy Herrera. Las primeras y tristes imágenes de su cuerpo con el torso desnudo yaciendo en el cemento de una de las calles principales de Mar del Plata se apoderaron de los televisores de todos los hogares. El capocómico cayó desde el balcón del piso 11, ubicado en Maral 39. Tenía 54 años, seis hijos (Fernando murió en 2000, en el mismo accidente de tránsito que sufrió el Potro Rodrigo) de las tres mujeres más importantes de su existencia: Judith Jaroslavsky, Tita Russ y Nancy Herrera. 


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      ¿Qué pasó la madrugada del sábado 5 de marzo de 1988? Nada concreto. Limaron asperezas con Nancy luego de un período de fractura sentimental. Así fue, entonces, que descorcharon un champucito e iniciaron los mimos de la reconciliación. Nancy había cumplido 28 esa noche y las paces se sellaron con la noticia del embarazo. Esperaba un hijo de Alberto. Era un reencuentro especial en el departamento que "El Negro" alquilaba frente a Playa Varese.

      Sexo, copas, cocaína... Se habló de suicidio, de un estado de euforia producido por mezclas varias. "Era muy inquieto, pasó del interior del living hacia el balcón. Para mí eso era normal, pero no fue normal que se ponga a jugar al caballito en la baranda del balcón, estaba boludeando", explicó Herrera, años después, para un especial de Telefe.

      Un payaso melancólico. Así lo definen muchos amigos.Un payaso melancólico. Así lo definen muchos amigos.


      Vigente por derecho propio

      A treinta años exactos de su trágica desaparición, Olmedo se mantiene omnipresente por mérito propio en un lugar privilegiado de nuestra memoria en términos de cultura popular. Prueba de ello es el homenaje conmovedor que desde hace años Martín Bossi le hace en su espectáculo teatral, o el video que el viernes empezó a filmar en la piel del querido Negro rosarino -tan negro, querido y rosarino como Fontanarrosa-.

      O la estatua de su Borges (con Alvarez), en Corrientes y Uruguay, que es la más fotografiada entre todas sus pares. Hasta hay un musical que se estrenó este año en Miami y en mayo desembarcará en Nueva York: La hija de Olmedo, protagonizado por Sabrina, afincada en Estados Unidos hace 17 años. "Me pone muy contenta homenajear a mi viejo tan lejos de Argentina y descubrir la cantidad de seguidores latinoamericanos que tenía. Yo le rindo tributo a papá como hija, le canto, charlo con él y hasta lo entrevisto en un montaje producido para la ocasión", dice la única hija mujer de Olmedo.

      En Bronce. La estatua de Borges y Alvarez, en 2011, cuando fue inaugurada en Av. Corrientes al 1400.En Bronce. La estatua de Borges y Alvarez, en 2011, cuando fue inaugurada en Av. Corrientes al 1400.

      Los que pasaron las cuarenta recuerdan que No toca botón, su nave insignia, debutó en pantalla de Canal 11 en 1981, bajo la dirección de Hugo Sofovich. A partir de allí conocimos esa paleta de criaturas tan reconocibles e identificables, que entró a los hogares argentinos a través de la televisión -llegó a tener mediciones que alcanzaron los 45 puntos de rating-, el cine y el teatro.

      Cómo no subrayar a personajes como Rucucu, El Manosanta, el Yeneral González, el encantador Borges del sketch con Alvarez (Javier Portales) y ese par de perdedores sin igual como Chiquito Reyes, el marido cornudo, y Rogelio Roldán, el explotado jefe de cadetes.

      "No hubo nadie como Alberto, fijate lo que pasa a treinta años de su muerte. Lo que produjo, lo que provocó en la gente fue muy grande. Como compañera de trabajo, lo recuerdo todos los días. Era un artista fuera de serie y una persona llena de humanidad, generosa, respetuosa y leal", puntualiza Adriana Brodsky. "Yo trabajé con otros capocómicos pero ninguno con el ángel y el carisma del Negro. Él lo tenía todo, despertó cosas hermosas en la gente y supo combinar una fórmula imposible para la mayoría: ser pícaro y tierno a la vez. En tiempos en el que todo es inmediato, pasajero y efímero, Alberto sigue gobernando nuestros recuerdos".

      Adriana Brodsky, Olmedo y Beatriz Salomón.Adriana Brodsky, Olmedo y Beatriz Salomón.

      Brodsky, que encarnó a la Bebota en un reciente espectáculo de Bossi, no titubea a la hora de reconocer la costosa acefalía que significó el repentino adiós del rosarino para la troupe femenina : "Yo le debo todo gracias a él. No me da vergüenza decirlo, al contrario me enorgullece saber que él me dio vida en este mundo de ficción".

      Silvia Pérez, quien ite que le resultó cuesta arriba asimilar tan estruendosa muerte, pudo reinventarse estudiando actuación y llegando al cine y al teatro sin chapear con ser una Chica Olmedo. "Soy reacia a este tipo de notas-homenaje de la que se suben colados que nada tienen que ver. Yo hablo porque tengo autoridad para hacerlo, fui muy cercana a él y debo reconocer que él fue determinante en mi carrera".

      "Inclusive hoy sigue presente, porque cada vez que piso un escenario pienso en sus enseñanzas que sigo volcando, porque trabajar con Alberto me brindó reflejos, repentización, disciplina, atención y una espontaneidad que a nadie más le vi", remarca Silvia, que ensaya una obra de Ibsen y sacará a fin de mes el libro Autogestionar la felicidad. "Al día de hoy el talento del Negro no tiene explicación. Es la magia de los grandes".


      El inolvidable Capitán

      El Capitán Piluso fue su primer éxito (desde 1960 y durante veinte años), algo eclipsado, luego, por su perfil más pícaro y ramplón.El Capitán Piluso fue su primer éxito (desde 1960 y durante veinte años), algo eclipsado, luego, por su perfil más pícaro y ramplón.

      Injustamente olvidado, quizás eclipsado por todo lo que vino a partir de la década del ochenta con la fantástica fauna que rodeó a No toca botón, hay que hacer mención a su primer gran éxito, ese que desembarcó en 1960, en Canal 9: El Capitán Piluso, el de "¡a tomar la leche!" junto a su fiel ladero Coquito. 

      Con su clásica remera rayada, el gorrito y una gomera, Piluso aparecía todas las tardes en la televisión para acompañar la merienda de los chicos durante veinte años. Hasta tuvo una histórica pelea con el invencible Martín Karadagian -capo de otro monstruo generacional como Titanes en el Ring- en el Luna Park, que lució colmado para asistir a aquella disputa en la que por única vez el armenio Karadagián fue derrotado nada menos que por el esmirriado Capitán. Aquel combate sirvió, además, para que a partir de ese momento también los "Titanes en el Ring" tuvieran su propio espacio en la TV.

      ¿El secreto del boom Piluso? “Piluso fue una de esas cosas increíbles que uno nunca imagina que van a funcionar", había itido alguna vez Olmedo, quien al principio sólo presentaba los dibujos animados de El oso Yogui, pero enseguida el personaje de Piluso comenzó a crecer. 

      El éxito fue inmediato y el programa pronto pasó a tener una hora de duración. ¿Motivos">